Problemas gastrointestinales y el microbioma intestinal

Problemas gastrointestinales y el microbioma intestinal

Asesora ante el Consejo del Control de Calorías

Muchas de las preguntas sobre la posible asociación entre el consumo de aspartamo y los síntomas gastrointestinales (GI) se pueden contestar analizando su composición y lo que le sucede después de ser ingerido. El punto clave es que tiene el mismo destino que muchos alimentos nutritivos que se consumen a diario.

Cómo se digiere el aspartamo

El aspartamo está compuesto de los aminoácidos, ácido aspártico y fenilalanina. Las mismas enzimas digestivas que descomponen las proteínas de los alimentos como el huevo, la leche y las lentejas también descomponen completamente a este dipéptido en el intestino delgado. La digestión del aspartamo también produce metanol, que es un producto derivado similar al producido por la digestión de otros alimentos. Estos tres productos de la digestión del aspartamo —ácido aspártico, fenilalanina y metanol— no se pueden distinguir de aquellos que se derivan de una dieta mixta, y el cuerpo los absorbe y utiliza de la misma manera. El aspartamo se digiere rápidamente y no entra nunca al torrente sanguíneo.

Los informes de problemas gastrointestinales por el aspartamo no están confirmados científicamente.

 Los informes subjetivos de alteraciones digestivas luego de consumir alimentos o bebidas edulcorados con aspartamo incluyen deposiciones flojas, diarrea, estreñimiento, deposiciones menos frecuentes, náuseas, retortijones estomacales, distensión abdominal y gastroenteritis. Estos síntomas son comunes después de ingerir muchos otros alimentos y bebidas, y también pueden ser causados por medicamentos, enfermedades y problemas psicológicos y emocionales.

Los síntomas gastrointestinales asociados al aspartamo que se han informado no han sido confirmados en ensayos clínicos de doble ciego controlados con placebo en los que se hayan usado cápsulas de diferentes dosis de aspartamo en comparación con cápsulas de placebo de idéntica apariencia por períodos de hasta seis meses.
Los síntomas gastrointestinales asociados al aspartamo que se han informado no han sido confirmados en ensayos clínicos de doble ciego controlados con placebo en los que se hayan usado cápsulas de diferentes dosis de aspartamo en comparación con cápsulas de placebo de idéntica apariencia por períodos de hasta seis meses. (Nehrling et ál., Leon et ál.).

Tanto el grupo de aspartamo como el grupo de control informaron síntomas. Estos fueron todos entre leves y moderados, sin diferencias estadísticamente significativas entre un grupo y otro en cuanto a la cantidad de sujetos con síntomas ni la cantidad de síntomas por sujeto. Los investigadores indican que la alta incidencia de síntomas informados por los sujetos de ambos grupos podría deberse al poder de la sugestión durante el estudio, pero también que la ausencia de diferencias en cuanto a informes entre los grupos no descarta la posibilidad de que se trate de respuestas idiosincrásicas al aspartamo.

También ha surgido la pregunta de si el aspartamo afecta a las personas con enfermedades gastrointestinales, como enfermedad celíaca, fibrosis quística y esprúe tropical. En una revisión realizada en el 2007 por Magnuson et ál., no se hallaron estudios en la literatura científica que evaluaran los niveles plasmáticos de aminoácidos tras la ingesta de aspartamo en estas poblaciones, pero en otros estudios se indica que estas personas manifiestan una absorción alterada de aminoácidos y péptidos. Con base en estos estudios, sugieren que los niveles plasmáticos de los aminoácidos ácido aspártico y fenilalanina tras el consumo de aspartamo serían similares o inferiores a aquellos observados en personas normales.

El microbioma intestinal

Podrían ser prematuras las recomendaciones dietarias de modificar el microbioma.
Nuestro tracto gastrointestinal contiene miles de bacterias diferentes, particularmente en el intestino. Estas bacterias y otros microbios se denominan, de manera colectiva, microbioma intestinal. La cantidad de estudios que investigan la función del microbioma intestinal en la salud y la enfermedad ha aumentado en todo el mundo en los últimos años. Las áreas de interés incluyen obesidad, síndrome metabólico, diabetes tipo 2, inflamación sistémica, autismo, esclerosis múltiple y trastornos autoinmunitarios (Shanahan-Murphy, Jumpertz et ál., Kotzampassi et ál.). Las investigaciones actuales indican que la microbiota intestinal humana es única para cada persona y que está compuesta de tanto como 100 billones de células. Se han identificado más de 50 filos y, entre ellos, los Firmicutes y Bacteroidetes componen más del 90 % del microbioma humano. La evidencia disponible muestra que se asocia la baja proporción de Bacteroidetes y Firmicutes a la obesidad y se cree que las bacterias pueden extraer más calorías de la dieta que su anfitrión. Lo que se desconoce es si las alteraciones en la microbiota son la causa o la consecuencia de la obesidad. También es importante notar que mientras el Proyecto sobre el Microbioma Humano (Human Microbiome Project, HMP) del Fondo Común de los Institutos Nacionales de Salud (National Institutes of Health, NIH) anticipa la caracterización del microbioma humano y el análisis de la función que cumple en la salud y la enfermedad humana, podrían ser prematuras las recomendaciones dietarias de modificar el microbioma.

Los conocimientos de que el aspartamo no llega al colon no concuerdan con dos estudios sobre su impacto en la microbiota

Se han informado cambios en la composición de la microbiota intestinal debidos a cambios en la dieta, el ejercicio, el ritmo circadiano, cirugía de derivación gástrica y el uso de antibióticos, prebióticos y probióticos. Schnorr et ál., propusieron que la capacidad de la microbiota de cambiar rápidamente es un rasgo evolutivo que mejoró la supervivencia de los cazadores-recolectores cuyas fuentes alimentarias cambiaban continuamente.

Antes de examinar dos estudios sobre este tema, cabe notar que en la revisión más reciente sobre la seguridad del aspartamo publicada por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (2013) se declara que ni el aspartamo ni los productos derivados de su digestión llegan al colon, de modo que el aspartamo no puede afectar la microbiota intestinal.

Los estudios realizados por Suez et ál. y Palmnas et ál. sugieren que el consumo de edulcorantes de bajas calorías (low calorie sweeteners, LCS) podría cambiar la microbiota intestinal. Debido a la diferente composición química de los LCS que actualmente se usan y a sus muy distintos destinos metabólicos una vez ingeridos por los seres humanos, es altamente improbable que todos tengan el mismo efecto en la microbiota intestinal. Por lo tanto, la primera pregunta que se debe hacer cuando se publican estudios de este tipo es, ¿qué edulcorantes de bajas calorías se usaron?

Primero, analizaremos la serie de estudios de Suez et ál., realizados con diversos protocolos y diferentes condiciones de estudio. Siete fueron en ratones y tres en sujetos humanos. Se usaron aspartamo y sucralosa solamente en uno de los experimentos. No hay datos que respalden las alegaciones de que estos edulcorantes afecten la microbioma o la respuesta glucémica. En cambio, los datos presentados no muestran ninguna diferencia entre estos dos LCS y los controles. Hay varias otras limitaciones en el estudio que afectan inmensamente la interpretación de los hallazgos, entre ellas se incluyen muestras de tamaño pequeño, muestras no representativas, ausencia de un grupo de control, ausencia de datos de referencia, episodios de prueba limitados y sesgo de recuerdo. Los resultados también contradicen el amplio cuerpo de evidencia que muestra que el consumo de aspartamo a largo plazo no afecta la glucosa en la sangre, ni siquiera en personas con diabetes. (Leon et ál., Nehrling et ál.).

El objetivo de un estudio realizado por Palmnas et ál. era examinar la asociación entre el consumo de dosis bajas de aspartamo a largo plazo y los perfiles metabólicos y microbiales en ratas. El artículo indica que se aleatorizaron 44 ratas Sprague-Dawley a dos grupos dietarios, comida estándar y comida con alto contenido graso, durante dos semanas y luego se las asignó al azar a grupos de agua o agua edulcorada con aspartamo durante otras 8 semanas. Esto debió haber dado cuatro grupos de tratamiento, pero los resultados muestran que los datos de dos de los grupos eran parte de un grupo de control compartido, de un estudio publicado con anterioridad. Los resultados también dicen que se administró una prueba de tolerancia a la glucosa a las 8 semanas y se pesaron y se tomaron muestras fecales y sanguíneas a las 10 semanas, pero estas mediciones no se hicieron antes de que se iniciara el tratamiento líquido para que se usaran como punto de referencia.

Los resultados de los grupos de aspartamo en este estudio incluyeron menor consumo de energía neta, masa corporal, porcentaje de grasa corporal y niveles plasmáticos de insulina, junto con hiperglucemia en ayunas, intolerancia a la insulina, cambios en la microbiota intestinal, y mayor propionato sérico, un ácido graso de cadena corta de origen bacteriano. Los autores concluyen que sus resultados muestran que el aspartamo mitiga muchos de los efectos de una alimentación con alto contenido graso, pero que produce hiperglucemia e intolerancia a la insulina y que se necesitan hacer más investigaciones para explicar el mecanismo. Las limitaciones de este estudio y los hallazgos conflictivos no proveen evidencia de la asociación propuesta que se cita en el objetivo, ya sea en las ratas o en los seres humanos.

Referencias Citadas

Bell DSH. Changes seen in gut bacteria content and distribution with obesity: causation or association? Postgrad Med.2015;127(8):863-868 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26474235

European Food Safety Authority. Scientific Opinion on the re-evaluation of aspartame (E951) for the proposed uses as a food additive. EFSA J. 2013;11(12):3496. http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.2903/j.efsa.2013.3496/epdf

Jumpertz R, et al. Energy-balance studies reveal associations between gut microbes, caloric load, and nutrient absorption in humans. Am J Clin Nutr. 2011;94(1):58-65 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/21543530

Kotzampassi K et al. Bacteria and Obesity: The Proportion Makes the DifferenceSurgery Curr Res. 2013;3(5):1000152 https://www.omicsonline.org/bacteria-and-obesity-the-proportion-2161-1076-3-152.pdf

Leon AS, Hunninghake DB, Bell C, Rassin DK, Tephly TR. Safety of long-term large doses of aspartame. Arch Intern Med. 1989;149(10):2318-24. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/2802896

Magnuson BA, et. al. Aspartame: a safety evaluation based on current use levels, regulations, and toxicological and epidemiological studies. Crit Rev Toxicol. 2007;37(8):629-727 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/17828671

Nehrling JK et al. Aspartame use by persons with diabetes. Diab Care.1985 Sep-Oct;8(5):415-7. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/3902420

Palmnäs MS, et al. Low-Dose Aspartame Consumption Differentially Affects Gut Microbiota-Host Metabolic Interactions in the Diet-Induced Obese Rat. Müller M, ed. PLoS ONE. 2014;9(10):e109841 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/25313461

Schnorr SL, et al. Gut microbiome of the Hadza hunter-gathers. Nat Commun. 2014;5:3654 http://www.nature.com/articles/ncomms4654

Shanahan F, Murphy E. The hybrid science of diet, microbes, and metabolic health. Am J Clin Nutr.2011;94:1-2 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/21633075

Suez J, et al. Artificial sweeteners induce glucose intolerance by altering the gut microbiota. Nature. 2014;514(7521):181-186 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/25231862

febrero 13, 2017 Myths