Humor, comportamiento, cognición, fibromialgia y enfermedad de Alzheimer

Humor, comportamiento, cognición, fibromialgia y enfermedad de Alzheimer

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Los informes de que el consumo de aspartamo se asocia a cambios de humor, comportamiento y cognición, así como a afecciones muy graves, como la fibromialgia y la enfermedad de Alzheimer, están infundados en gran medida. De hecho, un considerable cuerpo de evidencia científica ha mostrado que el aspartamo no se puede vincular de manera creíble a ninguno de estos resultados de salud.

Humor, comportamiento y cognición

Los resultados de las investigaciones disponibles han mostrado congruentemente que el aspartamo no afecta el humor, el comportamiento o la cognición en los niños o los adultos.
Durante los últimos 30 años se han investigado en estudios científicos controlados las afirmaciones que atribuyen cambios en el humor, el proceso mental, el comportamiento y la cognición al consumo de aspartamo. Los resultados de las investigaciones disponibles han mostrado congruentemente que el aspartamo no afecta el humor, el comportamiento o la cognición en los niños o los adultos.

Los estudios clínicos han incluido a voluntarios adultos sanos que informaron estos síntomas tras la ingestión de aspartamo (Schiffman et ál. 1987), niños con trastorno por déficit de atención (Shaywitz et ál. 1994), niños con hiperactividad (Wolraich et ál. 1994), pilotos de sexo masculino y femenino (Stokes et ál. 1994), heterocigotes de sexo masculino para la fenilcetonuria (Trefz et ál. 1994), personas con antecedentes de convulsiones (Rowan et ál. 1995), estudiantes universitarios (Stokes et ál. 1994) y controles sin sensibilidad al aspartamo (Spiers et ál. 1998).

En estos estudios se usaron diseños cruzados, aleatorizados, de doble ciego, controlados con placebo y se administró aspartamo en cápsulas de diversas dosis (Spiers et ál. 1998) y en bebidas y barras comprimidas. La respuesta al aspartamo se comparó con la respuesta a la glucosa (Green et ál. 2001), la sacarosa (Spiers et ál. 1998), la sacarina (Wolraich et ál. 1994), el alcohol (Stokes et ál. 1991) y a un placebo. Las mediciones de laboratorio incluyeron análisis de sangre y orina, y las mediciones neuropsicológicas incluyeron electroencefalogramas (EEG), escalas de depresión y pruebas de función cognitiva, memoria y orientación en el espacio.

Durante la revaluación del aspartamo del 2013 la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (2013) concluyó que el aspartamo no afectaba el humor, el comportamiento o la cognición en los niños o los adultos. Un buen ejemplo de la solidez de la evidencia es el estudio realizado por Sathyapalan et ál.2015. En este estudio, se les administraron refrigerios que contenían aspartamo (100 mg) y refrigerios de control de manera aleatorizada a personas que se autoidentificaban como sensibles y a personas de sexo y edad equiparadas que se autoidentificaban como no sensibles durante 7 días, y se analizaron 14 de los síntomas que las personas sensibles al aspartamo comúnmente informan tener. Los investigadores no hallaron ninguna diferencia entre los síntomas informados tras la ingesta de aspartamo o el tratamiento de control ni ninguna diferencia de consecuencia entre los sujetos sensibles al aspartamo y aquellos no sensibles del grupo de control. En un estudio diseñado para medir los efectos de la “expectativa”, Green et ál. 2001 informaron que los síntomas eran más frecuentes cuando los sujetos sabían qué edulcorante ingerían, pero no tanto cuando el tratamiento era en ciego. Asimismo, es de notar el estudio realizado por Walton et ál. 1993 en el que se hallaron más síntomas tras la ingesta de aspartamo (30mg/kg/d por 7 días) en las poblaciones con depresión preexistente pero no tantos en aquellas sin antecedentes psiquiátricos.

Fibromialgia

Todavía no se conoce la causa de la fibromialgia y no hay pruebas de laboratorio que la detecten. Sin embargo, Vellisca y Latorre 2014 hallaron que la eliminación de aspartamo y de glutamato monosódico (MSG) en pacientes de sexo femenino con fibromialgia no produjo ninguna diferencia en el dolor informado, en comparación con los controles. Cairns 2016 revisó estudios sobre el dolor asociado al consumo de MSG, aspartamo, ácido araquidónico y cafeína y halló que la reducción en el consumo de estos ingredientes no redujo el dolor de manera congruente.

Se cree que una cantidad de factores diferentes intervienen en la aparición de la fibromialgia, como sufrir una experiencia física o emocionalmente traumática o una lesión repetitiva. También puede producirse espontáneamente. Las personas que tienen otras enfermedades reumatoideas, como artritis reumatoidea o lupus tienen más probabilidades de presentar fibromialgia y, por motivos desconocidos, es más común en las mujeres. Por lo tanto, los médicos expertos deben basar el diagnóstico en los criterios establecidos por el Colegio Estadounidense de Reumatología.

Los principales síntomas de fibromialgia son dolor y fatiga, pero los pacientes también informan problemas cognitivos y de memoria, dolores de cabeza, y entumecimiento y hormigueo en las extremidades, entre otros síntomas. El tratamiento podría incluir el uso de analgésicos, terapias alternativas (como acupuntura) y cambios en la dieta, el ejercicio y los hábitos del sueño. No hay ninguna dieta en particular que se haya comprobado que influyera en la fibromialgia, pero algunas personas informan sentirse mejor cuando evitan ciertos alimentos. Como resultado, los profesionales de atención médica deben hablar con sus pacientes sobre los cambios en la dieta.

Enfermedad de Alzheimer

En cuanto a aclarar los mitos sobre la enfermedad de Alzheimer (Alzheimer’s disease, AD), la Asociación de la Enfermedad de Alzheimer concordó con la Declaración acerca el estudio europeo sobre el aspartamo de 2007 de la Administración de Medicamentos y Alimentos de los Estados Unidos (FDA) en que no se ha presentado evidencia científica que modifique la conclusión de la FDA de que el uso de aspartamo es seguro.

El Centro de Remisiones y Educación sobre la Enfermedad de Alzheimer del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento indica que se desconoce la causa de la enfermedad de Alzheimer, pero que probablemente sea una combinación de factores genéticos, ambientales y de estilo de vida. La importancia de cualquiera de estos factores para aumentar o reducir el riesgo de tener AD puede variar de una persona a otra.

Los vínculos dietarios más fuertes a la AD son los mismos que se relacionan con otras enfermedades vasculares, como la enfermedad cardíaca, el accidente cerebrovascular y la presión arterial alta. Las dietas altas en grasas saturadas, grasas trans y sodio podrían aumentar el riesgo de AD, mientras que las dietas ricas en antioxidantes (provenientes de frutas y verduras) y ácidos grasos Omega-3 (provenientes del pescado y la nuez), así como el patrón de la dieta mediterránea podrían reducir el riesgo; sin embargo, no se ha identificado ningún alimento o ingrediente único que cause la AD.

Referencias Citadas

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febrero 13, 2017 Myths